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El cemento de las dantas


El máma kogi José Miguel Nuevita volando por primera vez en avión rumbo a Bogotá y fue en clase ejecutiva. Varias reuniones en compañía de la Fundación Nativa se dieron en la capital, pero lo más importante para él era buscar cemento para que la danta se lo regale a la comunidad kogi de Santa Rosa y pueda ser arreglado un paso peligroso del camino de mula que une a Tugueka-Santa Rosa-San Miguel-Makotama, en el corazón de la Sierra Nevada de Santa Marta.

Lo más importante es que pudo encontrar el cemento y es así como comienza esta historia. La danta (Tapirus terrestris colombianus) esta a punto de desaparecer en la Sierra Nevada de Santa Marta, de acuerdo a los estudios de la Fundación Nativa no quedan más de cincuenta individuos y se localizan principalmente fuera del Parque Natural Nacional Sierra Nevada de Santa Marta en las cuencas de los ríos San Salvador, Naranjal, Mamaice, Palomino y muy posiblemente en Don Diego.

La grave amenaza de extinción de las dantas de la Sierra Nevada de Santa Marta es una realidad. A diferencia de lo que hacen los científicos para intentar ayudarla, el máma José Miguel vive esta preocupación pero de diferente forma. Como conocedor del terreno donde viven las últimas dantas de la Sierra Nevada, el sabe que la mayoría de los territorios pertenecen a la comunidad kogi de Santa Rosa de donde es oriundo, y entiende que si por medio de la danta se pueden obtener soluciones a problemas de la comunidad sin afectar sus tradiciones, será contundente y legítima la voluntad de la comunidad por defender los últimos árboles de las dantas, de las necesidades primarias de los habitantes indígenas con quien comparte el territorio, pues debido a la presión ganadera de la mentalidad de los colonos campesinos, cada vez son menos las tierras disponibles para la agricultura de subsistencia.

Hecha la gestión en Bogotá por el máma y la Fundación Nativa para encontrar el cemento, se consiguieron gracias a la donación de 40 sacos por Bernardo Ponce de León, en Ciénaga Magdalena. Al conocer la noticia, el Comisario kogi José Antonio Jandigua de Santa Rosa no duda en bajar a Palomino para con su saludo y agradecimiento a la Fundación Nativa presionar sanamente y trasladar lo mas pronto posible el cemento desde la planta de Ciénaga-Magdalena hasta la Casa Indígena en Rio Ancho - La Guajira, para subirlos al lugar e iniciar los trabajos ahora que el verano ha llegado. En la foto abajo, cargando el cemento en la planta Tayrona en Ciénaga-Magdalena y luego los sacos de cemento en la Casa Indígena en Río Ancho-La Guajira.

Prontamente la comunidad kogi pudo constatar que el cemento era una realidad, al poderlo ver, y que luego de tres años de padecer el problema más grabe del camino Tugueka-Makotama, la solución se veía llegar. Ahora los cuarenta sacos de cemento se transportaron desde la Casa Indígena en Río Ancho hasta Tugueka, por cuenta de Los kogi.

Tugueka es un pueblo talanquera kogi de mas o menos cien casas que se encuentra a 50 minutos en mototaxi especializado desde Río Ancho, a este pueblo kogi solamente se pueden llegar en carros 4x4 o motos con conductores muy entrenados en el difícil camino, especialmente antes de llegar al pueblo. Abajo el mapa de la crónica.

El cemento ha sido transportado por los mulos y bueyes de Los kogi, hasta la casa mas cercana

al punto del camino que se debe reparar. Es el momento en donde el máma José Miguel propicia una reunión