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La aceptación del jaguar


El canto de la selva en la parte baja de la Sierra Nevada despierta para advertir que el sol llega, Los kogi ya están de pie hablando y la novedad es que José María muy temprano se da cuenta que la marrana amarrada está muerta y el macho no se ve.

Con la luz del día me invitan a mirar que pasó. Salimos por el camino que conecta el campamento kogi con la casa de José, a mas o menos 15 minutos bordeando el río y luego a la izquierda para encontrar una quebrada que se une al río San Salvador o Zumangaja (en lengua kogi), el entorno natural es el de una selva tropical ecuatorial primaria con intervención.

Encontramos el animal muerto con la huella de la mordida en el cráneo sobre la base de la oreja. Esto ayuda a comprender que se trata de un jaguar, es el único depredador con la fuerza suficiente en sus mandíbulas para que su mordida pueda atravesar el cráneo de un cerdo adulto, de hecho es el gran felino con la mayor fuerza de mordida conocida.

Como en la noche había llovido un poco, el terreno húmedo nos muestra las huellas del

responsable, no cabe duda de que se trata de

un gato tan grande como para matar a dos cerdos adultos y tomar el cadáver del macho (40kg aprox.) y transportarlo hasta la cresta de la montaña para comerlo con tranquilidad, es una distancia en línea recta de 150m aproximadamente, con una pendiente de 45°.

Es notoria la tristeza de Los kogi por la muerte de sus animales, su primer pensamiento es entender el mensaje del jaguar, que él existe aún, el llegó primero que Los kogi a estas tierras, entonces no hay nada que hacer contra el, no hay reacción de venganza, sino de no olvidar su presencia. Es el máma José Miguel quien llega y mirando las huellas entiende lo sucedido.

Hace aproximadamente un mes atrás pasó lo mismo con los cerdos de máma Luis, pero el perdió 12 animales sin que se diera cuenta porque estaba ausente. Lo interesante es que a pesar de la gravedad de las perdidas Los kogi no tienen la idea de vengar las muertes, la aceptan porque el responsable es el jaguar, pero aún así recuperan el cadáver del macho para junto con la hembra preparar esta carne y repartirla entre toda la familia.

El cuadro no puede ser mas triste al ver los lechones huérfanos, a estos les buscarán una nodriza para intentar que sigan adelante con su crianza. La crianza de cerdos es algo importante para Los kogi, estos animales aprovechan bien la oferta de alimento de la selva, por ejemplo la cosecha de aguacate o de pomaroso. Los engordan y consumen principalmente en momentos importantes como la fiesta de fin de año para Los kogi que se celebra en el solsticio de verano, el 21 de junio, cada familia participante aporta para la fiesta carne si es posible u otra comida que ayude a sostener mas o menos 10 días de celebración en el pueblo de Santarosa que tiene 70 casas aproximadamente.

Imagino que si el damnificado por los ataques del jaguar fuera un campesino, es seguro que cobraría venganza matando al jaguar, como suele suceder configurando un conflicto hombre – jaguar, conflicto que no existe en la cultura de Los kogi, seguramente es por esto que es la selva con los últimos jaguares fuera del Parque Tayrona y Parque Sierra Nevada o quizá sean los mismos, esto es lo que falta averiguar.

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