El fósil vivo de la Sierra Nevada del Caribe

Las dantas en el mundo tienen origen en América del Norte. Luego del surgimiento del istmo de Panamá hace aproximadamente 3 millones de años las dantas o tapires conquistaron el resto del continente, para hoy Colombia tener las tres especies de América, Tapirus bairdii en Centroamérica hasta la frontera con Panamá, la danta con melena Tapirus terrestris que vive en el Amazonas y otras selvas bajas, la danta de Páramo Tapirus pinchaque.
Sabemos que por la región pacífica descendieron al continente sur, a la altura del hoy Perú las dantas atravesaron los Andes para llegar a las selvas amazónicas. Unas se adaptaron a las alturas de los bosques de niebla configurando la especie Tapirus pinchaque, otras avanzaron hasta el Caribe como es el caso de las dantas de la Sierra Nevada Tapirus terrestris colombianus.
Este fósil vivo ha podido resistir el clima en la Sierra de por lo menos los dos últimos millones de años, a los tigres dientes de sable, a la llegada del Homo sapiens al continente americano y finalmente la conquista española que implantó a la fuerza la Modernidad. 525 años después de esta imposición las dantas de la Sierra Nevada están a punto de desaparecer.
Esta subespecie Tapirus terrestris colombianus fue descrita por Phillip Hershkovitz en 1954, un especialista en mamíferos del Museo de Historia Natural de Chicago que colectó un macho joven en la Sierra Nevada del lado del Departamento del Cesar y debido a algunas diferencias craneales con la danta amazónica la determinó como una subespecie endémica para Colombia.
La distribución altitudinal actual de esta danta colombiana no supera los 2000msnm de la Sierra Nevada del Caribe, la Serranía del Perijá, la Serranía de San Lucas, sureste antioqueño, el oeste de Córdoba y recientemente encontrada en los límites compartidos entre Santander y Boyacá en la Serranía de las Quinchas.
A pesar de estar presente en varias localidades sus poblaciones no se han evaluado, la impresión es que son grupos pequeños aislados con ninguna probabilidad de conexión entre ellos y solamente las que viven en el Parque Natural Nacional Paramillo y la reserva privada El Paujíl en Boyacá, están protegidas.

Durante los años de la guerra en Colombia, estos animales se mantuvieron ocultos, con muy poco interés científico debido a que su distribución coincidía con los lugares de mayor conflicto armado, esto finalmente no fue malo para las dantas porque aprendieron a vivir en la guerra, paradójicamente la paz de los humanos incrementa las amenazas a la extinción debido principalmente a la destrucción de los bosques primarios para las actividades agropecuarias, forestales y mineras, haciendo que la presencia humana inconsciente aumente y con esto el incremento de la cacería.
La fundación Nativa hace presencia en la región de las dantas de la Sierra Nevada del Caribe desde el año 2001, cuando un líder campesino de Palomino Carlos Fernández Rueda alertó de la presencia de ese mamífero entre los ríos San Salvador y Palomino en La Guajira. A partir de este momento se iniciaron los estudios de distribución y comportamiento mediante expediciones para buscar rastros, preguntar a los lugareños campesinos e indígenas arhuacos sobre estos animales y comprobar o descartar la presencia actual por medio de fotografías de cámaras trampa.
Las informaciones permitieron estudios sobre: la distribución histórica y actual del mamífero terrestre nativo más grande del Neotrópico en La Guajira, aportes al conocimiento del área de vida y aspectos del comportamiento de estos mamíferos con el apoyo de Corpoguajira, logrando que los resultados se publicaran en revistas especializadas. Estos desarrollos clásicos de conservación han servido para conocer mejor a las dantas de la Sierra Nevada, sus amenazas, pero aún no ha sido lo mismo para ayudar a que no las sigan matando, ni tumbando el bosque primario esencial para su supervivencia.

Mapa de localización de las últimas dantas de la Sierra Nevada del Caribe
Esta realidad nos hace reflexionar sobre las prioridades de la conservación para esta minúscula población de la Sierra Nevada que se resiste a desaparecer en medio de una comunidad compuesta por campesinos, indígenas wiwa, arhuaco y principalmente Los kogi. Es importante anotar que a pesar de tener un Programa Nacional para la conservación del género Tapirus en Colombia desde el año 2005 realizado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, es muy poco lo hecho para esta sub-especien endémica, categorizada en peligro Crítico de Extinción en el Libro Rojo de los Mamíferos en Colombia 2006.
En estos 16 años son varios los cambios socioeconómicos que se han registrado en los territorios de las dantas de la Sierra Nevada del Caribe que han sido determinantes para su existencia. Finalizando el siglo XX, estas selvas húmedas ecuatoriales entre las cuencas del río San Salvador y Palomino hasta los 2000msnm, estaban ocupadas por campesinos que colonizaron estos bosques primarios definidos como baldíos, amparados por la ley de fomento cafetero y que la mayoría, por esos años, cambiaron por cultivos ilícitos.
Aunque se cortaron bosques para cultivos industriales de coca en la parte baja y algunas pocas hectáreas de café en la parte alta, las dantas supieron esquivar los encuentros con los humanos que estaban totalmente entregados a la industria de la cocaína y poco les interesaba la cacería porque esta economía estaba acompañada fuertemente de la guerra entre los paramilitares del negocio y la guerrilla de las alturas desestimulando la cacería de dantas con perros y con tramperos. Este panorama perduró hasta mas o menos el 2010 donde las fuerzas armadas oficiales lograron controlar los cultivos de coca, el narcotráfico y la guerra.
En adelante, poco a poco los indígenas kogi y arhuacos fueron reconquistando los territorios mediante la compra de los derechos de posesión de tierras a los campesinos. A partir de esta nueva condición en la región, inicia una etapa que se puede llamar de transición, en donde la sensación general de miedo que se impuso durante tantos años tomó un tiempo para olvidarse y las dantas se favorecieron porque durante los siguientes tres años se dejaron estas tierras descansar para la restauración natural, sin que se viera ninguna actividad agropecuaria significativa.